7 de septiembre de 2011

Hay de filias a filias

Según la Real Academia de la Lengua Española, filia significa afición,  amor o simpatía por alguien o algo, y no necesariamente tiene implicaciones sexuales, por ejemplo, la bibliofilia es la afición por los libros, especialmente por los raros y curiosos. La palabra filosofía tiene este origen y es amor a la verdad.

Entonces, ¿en qué momento ese amor, esa afición o esa simpatía se vuelve perversión? ¿las filias sexuales son perversiones o son sólo condenas morales? Los puristas dirían que algunas filias son contranatura, los liberales radicales argumentarán que la decisión sobre las preferencias es personal. Sin embargo, el tema no es fácil de tratar y no es común encontrar personas que expresen abiertamente sus filias porque son situaciones condenadas socialmente, que se guardan para la intimidad, para la oscuridad y pocas veces se comparten.

Algunas filias son tipificadas como delitos, como la pedofilia (atracción por niños de igual o distinto sexo), porque implica la transgresión, además de física, de los derechos humanos y las garantías individuales de otra persona. Las desviaciones sexuales reciben el nombre de parafilias, pero no todas las parafilias son delitos, lo son siempre que infrinjan la ley o los derechos de un tercero, o segundo, ¿un muerto tiene derechos? menudo desmadre. Entonces el podcast debió decir que hablaría de las parafilias, pero ¡¡¡Somos ideotas!!!

En resumen, que cada quien haga de su culo un papalote, siempre que la gallina sea propia.

CzAr