19 de octubre de 2012

Después… después… y sigue pasando…

Por Edgar de la Flor @ecaos

Los mexicanos tenemos un problema serio con el español. Parece que no nos gustara. Y nos resulta como más elegante utilizar anglicismos, no importa si existe el equivalente perfecto en nuestro idioma, la cosa es que en inglés se oye mejor – ¡si, ajá!-. Y entonces te toca escuchar desde el que dice “vamos al mall”, “casi me da un panic attack” o los peores: “¡Quiero un Starbucks!” y entonces ya no entendiste si quieren una cafetería o una de las 200 versiones de café que venden en la misma. El punto es que si lo dicen en inglés piensan que les da categoría ¡Puaj! Y llega a tal grado este fenómeno que el otro día escuché a un tipo en la radio decir :”Pues es que en español como que se oye más naquito”… ¡Pero si achú! Dirían en mi pueblo…

Solo hay una expresión que creo que sería muy difícil traducir y que cumpliera cabalmente el propósito que tiene. Cuando decimos acoso, o acoso escolar no nos resulta tan claro como si decimos “Bullying”. Hoy en día cuando hablamos de bullying, casi todos entendemos esa circunstancia a la que se ve sujeta un individuo, en la que es sometido a una severa violencia física, emocional y psicológica en su entorno. Y esto puede pasar en la escuela, en la casa o en tu lugar de trabajo. El asunto es que puede ser tan violento que ha llevado a muchas personas hasta situaciones verdaderamente dramáticas y por último al suicidio. Y todos los días escuchamos o leemos algún caso en radio, televisión y medios electrónicos. Es un problema grave que apenas se está dimensionando. Y en ese afán de conocerlo pues rayamos en los excesos.