25 de febrero de 2012

¡Ay, Oscar! Hay Oscar

Por Edgar de la Flor @ecaos

Pues resulta que el próximo domingo es la entrega de los Oscares. Y sí, como cada año, se reunirán todos los que conforman la enorme industria de cine hollywoodense a regodearse de lo rentable que resultan y a presumirnos que aún con todo pueden ser vanguardistas y premiar películas con “Espíritu independiente” –como si eso fuera una denominación de origen- Igual que todo lo que hacen será luminoso, grande, brillante, de oropel. Bueno, casi igual que una habitación en Las Vegas, incluido el chirridito que hace la electricidad en transportación. Durante tres horas nos harán ver el desfile de sus talentos envueltos en trapos que diseñadores pretenciosos les enviaron a montones, enmarcados en joyas carísimas que les prestaron y la pinta de “No me importa. Si así me visto para hacer el súper”.

Veremos las mismas caras de sonrisa congelada de los perdedores, que días antes habían declarado que “con estar nominados basta” –sí, ¡cómo no!- Y escucharemos al ganador decir que no lo esperaba, que se lo dedica a sus compañeros de nominación, que no lo merece, para luego pasarse media hora agradeciendo hasta la viejita que de niño le decía que podía ser actor.

Todo ésto como cada año de los que me puedo acordar. Y lo peor es que ¡me encanta! En serio, ¡me chifla! El domingo de los Oscares –antes era en lunes- para mí sí es un día especial. Y aunque se oiga muy jotito o naquísimo lo espero con ansia y desespero. Bueno, es tanto mi gusto que un día antes estoy con un desasosiego de comezón sin rascar que no me aguanto.

Y aunque ya sé que va a pasar, y hoy podría hacer una reseña de la entrega con casi un 95% de posibilidades de acertar, no me la puedo perder. No, no, no. Me pasa igual que cada vez que leo “Crónica de una muerte anunciada”, desde el tercer renglón leo que van a matar a Santiago Nasar y durante toda la novela espero que alguien le avise.

Qué tal si no la veo este año y sucede que gana Demián Bichir –porque luego hay sorpresas y de las grandes- y en lugar de recibirlo y llorar y decir que lo hizo por México decide mandar a un emo sacado de la glorieta del Metro Insurgentes a rechazarlo por el maltrato a los migrantes. Digo, no olvidemos que él fue ilegal en Nueva York –se le venció la visa, gracias- y todo por cumplir su sueño de ser un chofer de taxi igualito que Robert De Niro en “Taxi Driver”, para acabar haciendo “guacamoles” en un Taco Bill –que conste que no lo inventé, él lo dijo con su propia boquita-. No, no me perdonaría no ser testigo de ese momentazo. Claro que el Oscar lo va a ganar George Clooney por “Los descendientes” y bien merecido lo tendrá porque su actuación es grande, aunque no faltarán los dolientes que dirán que no se lo dieron a Jean Dujardin porque es francés –a Marion Cotillard sí se lo dieron porque seguro pensaron que era de Omaha Nebraska, ¿no?-, y la razón real sea que es un actor simpático pero todavía muy mediano.

O en una de esas resulta que deciden darle otro Oscar a Meryl Streep en el año en el que la mejor actuación la ha dado otra. A la señora Streep la han nominado 17 veces, la han premiado sólo con dos –y uno es un Oscar por actriz de reparto- 16 de esas veces, seguramente, ha merecido ganar; este año se le atravesó Viola Davis. Como algo que sonaba imposible, la Davis consiguió dar una actuación en “Historias Cruzadas” que supera ampliamente a cualquiera, incluida “La dama de hierro” de Meryl. Sólo que desde hace 30 años no premian a la protagonista de “La elección de Sofía” y a los señores de la academia le da por compensar cual árbitros de fútbol mexicano. Y bueno, Cinemania ya se atrevió a decir que el tema del color de piel juega en contra de Viola Davis y de Octavia Spencer –por un segundo pensé que estaba leyendo una revista de la época en la que se ambientó la película en la que salen- No creo que se pueda ser más mononeural.

Total que yo estaré viendo en mi casita la entrega y esperando a ver si es una de esas en las que todos se los lleva una sola, o bien la más nominada no se levanta por ninguna. Esperaré que le den el Oscar a Alexander Payne como mejor director por “Los descendientes”, que Woody Allen gane otro Oscar por el guión de “Media noche en Paris” y que “La invención de Hugo Cabret” gane a mejor guión adaptado y sea la poseedora del de la mejor película. “El artista” en serio me gustó. Es una joya. Esta bonita, bien contada, bien actuada. Pero en mi opinión no supera a las que mencioné en esos rubros. Digo, tiene la gracia de ser una película del 2011 como si fuera de 1927, pero no sé si en sentido estricto esa sea una virtud. Hay gente que maltrata muebles y les echa aguarras y los medio flamea para que parezca que son muy vintage. En serio me gustó mucho, pero creo también que hay algo de exageración en el trato que le han dado.

Por supuesto gritaré como si México hubiera ganado la copa Mundial de Futbol cuando Emanuel Lubezki sea nombrado como mejor fotógrafo por “El árbol de la vida”. Echaré porras y hasta en una de esas “me siento orgulloso de nuestro compatriota” como dicen los oligofrénicos conductores de televisión cuando se les acabaron los tres clichés que se saben para tratar de ensalzar a algún mexicano sobresaliente.

Lo que si les juro por las patas de mi cama es que bajo ninguna circunstancia veré la transmisión por TV Azteca. ¡Ni Dios lo mande! Para chistes idiotas mejor le cambio a los Premios TVyNovelas que son al mismo tiempo. Fuera de Susana Moscatel –y alguna vez que estuvo Sergio Zurita-, la bola de gatos que ponen a comentar no sé si son imbéciles o se merecen el Oscar a la mejor actuación. No ligan tres palabras de corrido, ni siquiera han visto las películas de las que hablan, les inventan pronunciaciones a los apellidos, hacen “bromas” que ni el propio James Franco, en el viaje psicotrópico en el condujo la entrega pasada, las podría hacer peor, y aparte creen que están reinventando la conducción. Nel, antes prefiero inhalar pica pica. Lo que hay que ver.